¿Hasta qué edad es seguro conducir?
Por muy bien que nos conservemos, el paso del tiempo es inclemente y, poco a poco, limita nuestras facultades físicas y mentales. Por ello debemos ser conscientes de nuestras limitaciones a la hora de desempeñar ciertas actividades y una de ellas es la de conducir.
11/05/2019
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Cada vez vivimos más y nuestra salud es más longeva, pero aun así el proceso de envejecimiento deteriora irremediablemente nuestra movilidad, sentidos o capacidad de pensar. Cuando un mayor se enfrenta a la carretera, la merma de sus habilidades al volante se traduce en una menor agudeza visual para ver las señales, disminución de los reflejos cuando hay que realizar una maniobra rápidamente, fallos a la hora de calcular la distancia de parada del vehículo o dificultades para aparcar por tener que mirar hacia atrás.
Según el último informe de la aseguradora Línea Directa, obtenemos varios datos llamativos sobre qué supone conducir por encima de los 65 años:
- La tasa de accidentalidad es 4 veces menor que en menores de 25, y menos de la mitad comparada entre conductores de 35 a 44 años.
- La mortalidad es 2,5 veces superior al resto de conductores, con un 9% más de probabilidades de resultar heridos graves.
¿Qué nos indican estos dos datos? Por una parte, los conductores pertenecientes a la tercera edad resultan más seguros y fiables sobre el asfalto, ya que prestan mayor atención y son más conscientes de los peligros de una conducción temeraria o despreocupada. Por otra parte, en caso de siniestro, resultan los más expuestos y propensos a sufrir accidentes con consecuencias catastróficas.
Por ello nos planteamos ¿a qué edad dejar de conducir? Pero no se puede marcar una edad concreta o exacta en la que dejar de conducir, ya que ni siquiera está regulado oficialmente: perfectamente una persona mayor de 65 puede tener la capacidad para conducir sin verse afectado por deficiencias que impidan una atención excelente al volante. Pero al momento que notemos que comenzamos a perder reflejos, debemos progresivamente ir abandonando el hábito de la conducción.
Otro indicio que nos indica que ha llegado el momento de aparcar para siempre nuestro vehículo, es cuando notamos cansancio constante a la hora de conducir, lo cual nos lleva a que ese abandono progresivo, vaya acompañado de una reducción de las distancias con las que recorremos la carretera en nuestro vehículo.
En cualquier caso, contar con ayuda profesional de médicos que diagnostiquen tus buenos reflejos y de talleres mecánicos que puedan adaptar tus necesidades a tu vehículo ayudara a nunca ver comprometida nuestra seguridad ni la de los que nos rodean.
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